miércoles, 20 de junio de 2012

Pintores de El Salvador.

Biografía de Antonio Bonilla.


(San Salvador, n. 1954) es un pintor y muralista salvadoreño. Realizó estudios de Arquitectura en la Universidad de El Salvador, los cuales dejó inacabados para dedicarse a la pintura. Participó en las actividades de la comunidad artística La Masacuata, y también perteneció al grupo formado por Napoleón López, Ricardo Ramírez y Edmundo Valencia.
Su obra es ubicada dentro de las corrientes del expresionismo y surrealismo, con influencias del arte precolombino. Bonilla recurre de manera constante a la sátira, y se dice que sus creaciones producen «por primera vez en la historia del arte pictórico salvadoreño, un toque de irreverencia en su estilo, dentro del cual se refleja abiertamente una serie de tabúes, prejuicios y falsas moralidades que significan una burla al verdadero “salvadoreñismo”». De hecho, el año 1984 presentó una exposición en el Centro Cultural Tlaolli el cual marcó un «punto de ruptura en la pintura salvadoreña ya que fue valiente y agresiva, con aguda crítica social llena de humor y burla».
Su formación es autodidacta, y hay quienes le apodan «el maestro del “feísmo” en El Salvador». Dos murales de su autoría se encuentran en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán, denominado 200 años de lucha por la emancipación en El Salvador (2011); y el otro en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones, con el título Alegoría de la guerra civil y los Acuerdos de Paz (2012). Ambas creaciones se produjeron en el marco de la celebración del Bicentenario del Primer Grito de Independencia de Centroamérica y el veinte aniversario de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, respectivamente




El mural fue hecho por el pintor salvadoreño Antonio Bonilla, en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO).
El Presidente de la República, Mauricio Funes, develó en CIFCO un mural alegórico al vigésimo aniversario de los Acuerdos de Paz elaborado por el destacado pintor salvadoreño Antonio Bonilla.
“Esta obra representa un particular punto de vista y abordaje de aquel arduo y difícil proceso que el país vivió durante todo el conflicto armado y, luego, para alcanzar y sellar la paz”, expresó el mandatario en el acto de develación del mural denominando “Alegoría de la guerra civil y los Acuerdos de Paz”.
También destacó que el mural recoge “décadas de sufrimiento de las familias, de los trabajadores, estudiantes, profesionales, intelectuales, artistas, en fin, de todo el pueblo, que por años padeció muerte, violencia y dolor”. Agregó que también recoge todos los sentimientos de fe, esperanza y voluntad de un El Salvador que anhelaba la paz y que luchó por ella.
Dicho mural develado por el mandatario, tiene 12 metros de largo y 15 de ancho, ha sido elaborado en una de las paredes exteriores del Pabellón Centroamericano en CIFCO.
Funes indicó que esta obra es “apenas un gesto hacia todos aquellos que perdieron familiares y amigos, durante esos 12 años de conflicto armado”, y un pequeño reconocimiento que remite al pedido de perdón que meses atrás, hiciera como Presidente de la República, a todas las víctimas de la guerra, a los familiares y víctimas de la masacre El Mozote, a los familiares de Monseñor Romero y los padres jesuitas.

Asimismo reiteró el pedido de perdón enunciado el pasado 16 de enero en la conmemoración del XX Aniversario de los Acuerdos de Paz y el compromiso asumido para contribuir a “la construcción de un país libre, esencialmente justo, equitativo, inclusivo”.

La Asamblea Legislativa evaluará declarar patrimonio de la nación a esta obra de Antonio Bonilla, que es “como uno de esos espejos en que debemos vernos constantemente”, destacó el jefe de Estado.

El Presidente Funes manifestó que Bonilla es “el gran cronista de nuestro tiempo y esas crónicas son de una belleza conmovedora”, y destacó que toda la obra de este pintor es “una permanente referencia a nuestra historia, a nuestra gente, a los hechos que nos han conmovido y a la historia cotidiana del pueblo”.

Añadió que los personajes de sus obras son expresión de la “maravillosa heterogeneidad” de la sociedad salvadoreña. 






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